sábado, 27 de octubre de 2007

Los primeros tragos (de la noche)

Mi nombre es Germán Garrafa, y soy investigador privado. Lo he sido por ya más de seis años, trabajando en Valparaíso, Santiago y Buenos Aires. No tengo la más puta idea de cuántos casos he investigado y resuelto, 1 porque no tengo ningún registro, y 2 porque la verdad muchos no los recuerdo, debido en parte a mi alcoholismo en proceso de rehabilitación y en parte a más de un golpe en la cabeza que he recibido por estar en el lugar correcto en el momento equivocado. Sí les puedo decir que soy el mejor en lo que hago, y aunque no todos los casos han llegado a buen puerto, mi porcentaje de victorias es de los más altos del negocio. Es instintivo: soy un sabueso nato.

Esto es en parte la razón por la que empiezo esta bitácora. Necesito llevar alguna forma de registro de mis casos, tener una libreta donde guardar mis pistas y, por qué no, hacerme algún tipo de publicidad, pues el trabajo ha andado un poco flojo. En los últimos tres meses, no he tenido más que cuatro casos de mujeres infieles, que se solucionan fácilmente y son poco rentables.

Pero la principal razón por la que empiezo este blog, es que puede que me sirva como protección. Mantener una bitácora constante, y lograr que mucha gente lo lea, me asegurará que si llego a desaparecer, alguien lo note. No soy muy bueno para escribir, pero estas investigaciones suelen irse poniendo interesantes, así que puedo al menos esperar que algunos lectores fieles logre tener.

Toda esta paranoia me quedó atascada en la garganta luego de una llamada telefónica. Estaba en mi departamento viendo Morandé con Compañía y tomando de una botella de ron medio vacía cuando sonó mi celular. No había sonado en más de dos semanas, porque el tipo de amigos que tengo no suele llamar y nadie me había buscado para caso alguno. De la sorpresa casi boto la botella corriendo a mi velador, para alcanzar a contestar antes de que colgaran. La gente que busca detectives privados suele tener muchas dudas, y ante la menor demora se arrepienten y cuelgan. Contesté jadeando y casi a gritos:

- ¡¿Aló?!
- ¿Germán Garrafa? -me preguntó una voz grave, de hombre viejo y cansado.
- Sí, con él.
- Tengo entendido que usted puede ayudarme.
- Eso depende: ¿Está dispuesto a pagarme el arriendo?

Resultó que la voz al otro lado del teléfono era la de Ernesto Valenzuela, un empresario bajo perfil pero muy exitoso, que hace algunos meses compró varios medios de comunicación chilenos y extranjeros. Había leído algo en las noticias, una de lás más interesantes inversiones del 2007. Aún resuenan en mi cabeza sus palabras: "Si quiere, le compro un departamento..."

- ¿En qué podría ayudarle, buen señor?
- Hace tres días mi hija desapareció. Un día salió de la casa dejando su billetera y todas sus cosas. Necesito que la encuentre.
- ¿Cómo se llama?
- María Alejandra. Pero no quiero hablar ahora. Juntémonos mañana, en VIña del Mar.
- Niún problema. ¿Conoce el bar Vienés?
- Sí. Lo espero allá mañana a las 8.
- ¿¿¿De la mañana???
- No, de la noche
- Ah, bien. Allá estaré.

Luego de que Valenzuela colgara, prendí un cigarrillo y me senté en la cama, mirando el celular en mi mano. La llamada me dejó preocupado, un hombre así de poderoso y platudo no llamaría a un tipo como yo para buscar a su hija. Estaría movilizando a medio puto Valparaíso, involucraría a los pacos, usaría sus diarios y radios para distribuir fotografías. Eso haría un padre responsable sin nada que ocultar. Esto me huele mal.

Pero no puedo rechazar la pega. Al fin tengo trabajo otra vez, y parece que este será muy bien pagado. Tengo la cuentas acumulándose debajo de la puerta, entre el arriendo, la luz, el cable, el Barón Rojo, etcétera, etcétera, etcétera y etcétera. Ya decidí a aparecerme por allá mañana, pero voy a andar con cuidado. Si todo va bien, escribiré sobre qué ocurrió. Hasta entonces, si quieren consultarme sobre algún caso o tienen información sobre el paradero de María Alejandra Valenzuela, envíen un mail a german.garrafa@gmail.com, o dejen un comentario en este blog.

Y, si no vuelvo a publicar en un plazo de tres días, ya saben qué hacer..

3 comentarios:

Costurera_sin_tela dijo...

´reiteradamente el día de hoy vi el comercial de Carlos Pinto que decía algo como que el enemigo a veces está en casa...yo no sé si es una frase conclusiva y obvia después de tanto femicidio...o una verdadera alerta...

Ojalá las pistas le sean las correctas...
Saludos

Dr. Macacus dijo...

Uno es capaz de hipotecar todos los bienes, abandonar cualquier cosa del momento, todos los asuntos de la existencia superficial para hallar "en el menor tiempo posible" a una hija.
No puede demorar tanto.
Yo creo que no es la hija.
Saludos Germán, te agregaré a mis links. Podemos hacer negocios juntos, actualmente trabajo para Aseguradores Sepúlveda Limirada: "aseguramos que lo que usted desea, ocurra". Imagínate la clase de pega.

gadolín dijo...

están persiguiendo al tipo. por eso llamó a un investigador de poca monta, sin ofender. no quiere que sepan que conoce su situación. por eso te citó a un lugar público, nocturnamente, a modo de aparentar una relación directa contigo. no carnal, sino de amistad. nunca de negocios. cuidado, se aproxima una tormenta y las circunstancias no serán favorables.

gadolín